Antoni Muntadas: en conversación con Quito



El artista catalán Antoni Muntadas visitó Quito. Dictó una conferencia en la PUCE sobre sus procesos de trabajo y participó en una mesa redonda sobre arte contemporáneo. Tres de sus vídeos fueron presentados en la FLACSO.

MUNTADAS:
En conversación con Quito

Autor: Ana María Durán Calisto

"If what I wish is to preserve on earth
a given type of man
and the particular energy that radiates from him,
I must begin by salvaging the principles
that animate that kind of man."

Antoine de Saint-Exupéry

Punto de partida

Pienso en Muntadas y decido que no voy a escribir sobre la obra, sino sobre el artista. El artista en acción.

¿Se puede, sin embargo, escribir sobre el artista sin referirse a la obra, o sobre la obra sin aludir al ser que pública o anónimamente la creó?

Whitman, en su celebrado poemario Song of Myself, afirma que “quien toca este libro, toca a un hombre”: intimidad inquebrantable entre obra y artista. Se aparta de la relación expresada por quienes afirman que una vez publicada una obra, adquiere autonomía propia, al punto que puede rebelarse, Frankenstein, en contra de su autor.

El dilema de Prometeo.

¿Cuáles son los Frankensteins de Muntadas?, me pregunto.
¿Los tiene?

O: cómo hablar del artistobra en su caso, si como afirmó Wigley, “Muntadas es una ciudad, más que una persona, una red de espacios de intercambio que funciona a lo largo de períodos prolongados, más que un individuo”1.

¿Cómo, entonces, tocar la obra, tocar al hombre? Si Borges tradujo a Whitman, ¿podría yo traducir a Muntadas? ¿Traducir al traductor? ¿Traicionarlo, distorsionarlo, transformarlo? Si Muntadas es red, ¿cómo narrarlo?

Genealogía de una dendrita

Hacerlo requiere excavación, informe cuasi policial o ensayo-escaleta.

Una micro-arqueología aplicada a mi casillero de internet arroja lo siguiente:

Mayo 9, 2007

Fwd: FW: Re: Situational Drive-free conference-New York
Communication, Fear, Contact
Antoni Muntadas (Artist, New York, Visiting Professor, MIT, Boston) in conversation with Dennis Adams (Artist; Professor, Cooper Union).
Moderator Judith Barry (Artist and Writer, New York)

Febrero 21, 2008

Conozco a Muntadas después de asistir a una conferencia en MIT, en cuyo programa de Artes Visuales es profesor invitado. Conversamos sobre sus viajes por América Latina.

Febrero 23, 2008

Me pongo en contacto con Alexis Mosquera, Decano de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Artes de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Le comunico que Muntadas está interesado en dictar una conferencia en Quito.

Abril 15, 2008

Arriba la invitación para la inauguración de la muestra
The Construction of Fear
Mayo 1, 2008 – Junio 14, 2008
Kent Gallery
541 W 25th St

Mayo 22, 2008

Llega el archivo “bases muntadas.pdf” con la descripción de la propuesta para el Taller de Proyectos Antoni Muntadas, con la colaboración de Juan Herreros, Arquitecto.

Conforme deslizo el scroll, los mensajes me traen recuerdos de cenas, conversaciones, amigos, estudiantes: su arte es red, interconexión social. Me pregunto si en los listados de sus obras no se ha excluido repetidamente la más importante: el tejido global de colectividades a menudo contrapuestas que Muntadas ha logrado entretejer gracias a su colosal humanidad y su incansable tránsito: abre nuevos caminos, estimula sinapsis y genera dendritas, usualmente en zonas marginales (incluso cuando trabaja en pleno centro, como lo demuestra su última intervención en la Bienal de Venecia), aisladas de los circuitos globales por su invisibilidad más que por su posición. Muntadas puede conectarlas y echarles luz. Lo reconoce y practica su arte con el ahínco de un guerrero que sabe que quien junta, vencerá; integra y ejerce la ética de la estética ampliando los tejidos de las consciencias sociales que tan sólo pueden ser forjadas en el ejercicio mismo de la libertad, del pensamiento crítico que provee el arte practicado con libertad.

Mayo 19, 2008

De 12 a 5 pm: Revisión final de los trabajos del taller de Muntadas.
Alia, su TA, escribe “we are located in the Center for Advanced Visual Studies which is on the 3rd floor of building N51/52. The directions are as follows: 265 Massachusetts Avenue, 3rd Fl. / Cambridge MA 02139. Walk in through the red door, and again through the second red door, up the elevator to the third floor, and CAVS will be just off the left behind the glass wall (see floor plan attached).

Vuelvo a cruzar las puertas rojas en mi mente, tomo el elevador, hasta alcanzar el espacio en penumbra que encuadra una pantalla. Apenas distingo a Muntadas sentado en la U del golfo de mesas donde han atracado varios críticos atentos. No recuerdo sus nombres. Muntadas interrumpe brevemente la presentación. Me presenta.

Uno de los estudiantes utiliza el humor como herramienta primordial en el diseño de un sistema de señalización e inmobiliario urbano que descontextualiza sin abandonar el contexto de la calle: salpica sus caricaturas en lugares absurdos: el corazón de una esquina, el eje de una acera… Documenta a los ciudadanos desatentos que enfrentan la parodia con indiferencia, y a aquéllos que se frenan, miran, se preguntan por aquella presencia algo anómala con desconcierto. Reímos. Lo felicitamos. Otra ha utilizado tiras de plástico reciclado de varios colores en la composición de un tejido comunitario que cuestiona la presencia agresiva de una infraestructura vehicular frente a una escuela. Dendritas… más dendritas.

Luego supe, gracias al internet, que Muntadas había dado inicio a su investigación mucho antes de embarcarse rumbo a Ecuador, uno de los pocos países que le faltaba anudar en la cartografía de su red sudamericana. Me re-enviaba noticias que aparecían en los diarios o las revistas de arte sobre curaduría, personajes y artistas de mi breve país.

Enero 20, 2009

7:40 pm: Muntadas llega a Quito
Trae con él un recorte de prensa:

El diálogo

Sabía que conversaba con ciudades pero no sabía cómo.

Registra.
Documenta.
Registrar es, por definición, examinar, develar aquello que permanece oculto, transcribir, marcar.
Documentar es concretar, oficializar, organizar, legitimar el registro.

Registra en el tiempo. No hay misterio que se entregue sin tiempo, y Muntadas lo sabe.

¿Cómo registra?
¿Qué registra?
¿Cuáles son los medios?

Cuando ingresábamos al centro histórico de Quito por un paso a desnivel click Muntadas notó una sala de billar que yo nunca antes había visto click click. La vía recortaba con su perfil la base de la puerta, como la línea de un mar de cemento que engulle parcialmente los buques de la ciudad. Continuamos penetrando el casco colonial con el automóvil hasta encontrar un sitio donde estacionarlo. Nos bajamos. Click. Una señora fortachona, de enormes senos y bigote, en la lucha libre de un salón de belleza. Recorrimos las plazas principales. En la de San Francisco Muntadas se detuvo frente a un afiche añejo, pelándose sobre un muro Click ¿Concierto? ¿Protesta contra la minería? ¿Rambo? No recuerdo.


“Las imágenes de Quito se superponen a las que he tomado en Las Palmas de Gran Canaria”, me explica, mostrándome su cámara de fotos. “Es algo que no puedo hacer con la digital”.


No fue fácil encontrar un sitio donde revelar el contacto. “Y pensar que el logo amarillo hasta hace poco poblaba las ciudades”, anota Muntadas sin nostalgia. KODAK flash Polaroid, y sus sonrisas, sobreviven en uno que otro negocio de fotografías tamaño carné o pasaporte. Pienso en las máquinas de escribir y me imagino tecleando una línea sobre otra, fusionando letras con sentido, al azar, sobre otras letras con sentido. La yuxtaposición arrojaría un significado inesperado, acaso profundo, como los fotomontajes de Muntadas. Excesivas superposiciones terminarían por borrar todo sentido. “Esto no puedo hacerlo en Word”, pienso. “Acaso en Ilustrador o PhotoShop, y me tomaría más tiempo”. En el arte de Muntadas se juntan la contemporaneidad de los medios de inscripción de la más alta tecnología con la esencia arquetípica de la unión inseparable entre texto e imagen.

Miro ahora las fotografías que permanecían ocultas en el útero negro de la cámara y han sido arrojadas a la luz, enviadas por Internet, para mostrarme el rostro que ha resultado de la combinación genética de dos ciudades. Me encanta que la pareja sean Quito y Las Palmas. Al fin y al cabo esa mezcla está en la raíz del continente mestizo que habito. Me detengo frente al Arco de la Reina, uno de los remates en la que se llamó Calle de las Siete Cruces (ahora Calle García Moreno), las mesas de cafetería popular y la serie de calaveras iluminadas que las puntean…: obliga a establecer relaciones inestables (percepción individual): imagino las catacumbas, las diversas formas que adquiere la colonización.

Un par de días después fueron las vallas publicitarias a lo largo de la carretera que desemboca en el suburbio más próspero de Quito: Cumbayá. Los muros coloridos, cubiertos con flores desde adentro. Click. Bloque de cemento visto sin estucar desde los barrios informales que llegaron antes de que llegue a ellos “la ciudad”. Click. ¿Cuál ciudad? La de las vallas publicitarias, la del mercado de bienes raíces, la del sueño americano que se despierta ante la pesadilla sombría de que su estructura no es sostenible. “Los gated communities tienen nombres de santos” me dice Muntadas. En efecto: Rancho San Francisco, San Telmo, Santa Lucía… “De haciendas”, añado: Chambalá, Pillahua, la Vieja Hacienda… O de aspiraciones paisajístico-panorámicas: Jardines del Este, La Viña, Vista Hermosa. El guardia. Primera esclusa. Click. Segunda garita con segundo guardia. Click. La micro-pancarta que nos entrega a cambio de la cédula de identidad: VISITANTE. Click sobre el tablero del auto. Snap al tercer guardia que resguarda la casa a la cual se ingresa a través de otras dos esclusas. Capas sobre capas sobre capas de seguridad, bienes raíces, urbe, mercadeo, sueño, percepción, miedo, vallas… Todas las obras de Muntadas se agolpan allí, en la neurosis urbana que nos despega del piso: acaso en el décimo no nos alcancen ni nos roben. Paranoia. Quizá una población de guardias nos proteja, o una Virgencita de La Dolorosa, o llevar un revólver en la cartera, mientras la industria de las bienes-seguridad-raíces continúan entrenando a un ejército de individuos que se ´dan la vuelta´ –se gana más robando que resguardando.

Agotador círculo vicioso.

“¿Un sushi Muntadas?”
Sashimi, rollitos, teriyaki de camarones en la Plaza colonial del que fue un pueblo lejano y es ahora un barrio de Quito. Sushi con un toque de ají.

Post-diálogo

Hay que estar alerta para registrar.
Una tarea agotadora, incansable.
Ojos, oídos, narices electrónicas, mecánicas, digitales, analógicas. Sentidos más prótesis o extensiones de los sentidos.
Quien registra posee espíritu empírico, y por tanto, crítico. Necesita ver y tocar. No hay actos de fe en la forma de trabajar de Muntadas. Su método es el de un detective, a veces forense; el de un científico; el del escéptico que recoge pruebas, verifica.
Quien registra es, inevitablemente, un cazador de lo fugaz, un eternizador del instante.

“En una ciudad hay que ir al mercado y al cementerio. Allí sabes cómo entiende la
vida y cómo explica la muerte una ciudad”.
Registré sus palabras en mi memoria, en el File Room de mi cabeza.

Lo cual me remite a otro registro más antiguo: veo la mesa de su casa en Nueva York. Sobre ella, el catálogo de Atención: la percepción requiere participación. Recorre con el dedo algunas imágenes de los espacios públicos del Buenos Aires que ha encontrado registrado en los periódicos. Blanco y negro. A su lado, los mismos espacios fotografiados por Muntadas en el 2007. Full color. Media Sites / Media Monuments, se titula la obra. “Es un trabajo sobre el silencio, el vacío, el olvido. Busco en los medios imágenes de lugares donde hubo un bullicio, una ebullición, un evento, y los comparo con su estado actual –su estado amnésico”.

Memoria. Olvido. El cuerpo, bajo la óptica empírica de Muntadas, es un complejo aparato de registro. El sistema nervioso y el cerebro lo absorben todo. Me queda claro que lo impresionante no son sus millares de terminales que receptan los estímulos del entorno o el in-torno, sino su habilidad para discriminar la información, para filtrarla: desecha la mayoría y recepta en la memoria una edición minúscula del caos imposible al que damos por llamar “realidad”. Acaso el mecanismo más complejo del cuerpo sea, más que su capacidad total de registro, aquél compuesto por sus filtros. Allí trabaja Muntadas: en los filtros del cuerpo social. Se detiene a mirar lo que ocurre en los espacios que median entre los ciudadanos y la urbe que habitan o transitan. En ese resquicio encuentra la esencia de la memoria colectiva, o la de su olvido u omisión. Allí radica la paradoja Muntadas: se aproxima al arte con el escepticismo del empírico, de quien necesita ver y tocar, verificar, comprobar con los sentidos. A su vez, se desvía de las corrientes del realismo porque comprende que la realidad es inasible, que todo intento por describirla está mediado, en primera instancia, por la percepción, luego, por todas las mediaciones de la mediación que surgen entre el diálogo de los filtros individuales y aquéllos colectivos.

Trozos y trazos

Estas son algunas de las mías, pero me pregunto por las instantáneas que tomaron otros durante la breve estadía de Muntadas en Quito -por sus memorias.

Y pregunto.

Jacobo Herdoíza recuerda “Muntadas dijo que en el editing está la última palabra del artista" y lo describe así: "es un investigador, y de aquéllo que está entre líneas. Es un psicoanalista de la ciudad".

Handel Guayasamín resume:
“Frente a la degradación del espacio público en nuestras ciudades, todo intento por su puesta en valor o su revalorización es válido. Para hacerlo no basta sólo conocimiento e investigación histórica, también hace falta una buena dosis de sensibilidad y de rigores estéticos. El trabajo de Muntadas se inscribe en este esfuerzo”.

Sebastián Guayasamín, uno de los estudiantes de la historiadora del arte Mónica Vorbeck, escribe:
“Muntadas ha dicho que los espacios tienen vida y memoria y una de sus obras… registra un edificio que ha tenido diferentes funciones en su existir. El edificio en cuestión fue utilizado por periodistas, no lo recuerdo bien. En él se encontró un film de la época -de los años 60,70- en donde se mostraban las nuevas profesiones que podrían ejercer las mujeres. Es interesante esta revisión que hace de los espacios en función de su historia y de la historia como un conjunto de hechos a los cuales ya no pertenecemos pero que sin embargo nos pueden hablar de un sentir o pensar determinado, anclado en un tiempo específico”.

Y con respecto a la obra “El Tren Urbano”:
“(permite) que el espectador introduzca para sí elementos del pasado de su cultura, no demasiado lejana, a través de estas imágenes, y que de alguna manera pueda tener ciertos referentes de cultura y no sólo de basura publicitaria y engrudo como ocurre en el caso de casi todas las estaciones de metro”.

La estela que ha dejado Muntadas en su conversación con Quito es un listado interminable.

Acaso las instantáneas de escenografías mínimas de un Samuel Beckett narrarían mejor al Muntadas en acción que he intentado capturar o traducir. ¿El siguiente paso? Se lo dejo al abridor de caminos.

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